La artesanía del dorado tiene una larga tradición por una buena razón. Durante siglos, consistió en la aplicación manual de pan de oro sobre diversos sustratos, pero hoy en día el proceso de dorado se lleva a cabo utilizando sobre todo la tecnología de galvanoplastia.
Los objetos, normalmente metálicos, se sumergen en un electrolito de oro y se deposita una capa de oro aplicando una corriente eléctrica continua. Esto suele hacerse en un baño electrolítico que contiene un ánodo y un cátodo. El sustrato se coloca en el cátodo, el polo negativo. A continuación, se hace pasar una corriente eléctrica a través del baño para que los iones metálicos de oro disueltos procedentes del baño de oro cianurado se depositen en el sustrato mediante el proceso de reducción.
La galvanoplastia con oro implica la reducción de los iones de oro(I) y oro(III) de los electrolitos de cianuro. (La regla general es: cuanto más dure el baño electrolítico, más gruesa será la capa de oro depositada). El grosor de la capa puede ser de menos de 1 µm hasta varios 100 µm y puede aplicarse como una combinación de capas. Tras el baño electrolítico, el sustrato se somete a un tratamiento posterior, se seca y, de este modo, queda impecable.
En la actualidad, la galvanoplastia de oro ha sustituido casi por completo al proceso tradicional de chapado en pan de oro, ya que es mucho más fácil y menos costoso de llevar a cabo. Así pues, la modernidad no se ha detenido en este oficio tradicional. No importa si desea bañar en oro un collar, una mecánica de precisión o un metal específico.